miércoles, 22 de mayo de 2013

I RUTA DEL CID

Segunda experiencia en una cicloturista. La mañana comienza con una mirada al cielo, aparece bastante oscura y la lluvia parece asegurada. Aprietafrenos finalmente se “raja” y me deja solo en esta aventura. En el viaje hasta Calatayud nos encontramos con vehículos cargados con bicicletas y desgraciadamente con las primeras gotas sobre el parabrisas. Parece que al fondo el cielo de Calatayud está más claro. Una vez dejado el coche nos vamos a por los dorsales, primer sprint de la jornada, el autobús de los “Conejos” ha dejado sueltos sus treinta y cinco participantes enfilaban hacia la carpa de los dorsales y les pasamos por la derecha para evitar tener que hacer cola. Por primera vez en una participación en una prueba, vamos con tiempo de sobra y nos tomamos un café antes de salir.

 

Algo más de doscientos inscritos y como invitados-participantes, Olano, Escartin y Chema Arguedas. La salida parece todo menos neutralizada, el coche que abre la marcha “no competitiva” se escapa y el grupo se alarga rápidamente, a mi como siempre me pilla a cola de pelotón y no quiero perder por lo menos el segundo grupo donde se viajará rápido y más o menos cómodo. Así que los primeros cuatro kilómetros, más que de calentamiento parece un sprint en busca del primer grupo. Al final y afortunadamente el coche a decelerado la marcha y consigo enlazar con el grupo de cabeza.
 
En el pelotón voy rodando relativamente cómodo, aunque me inexperiencia de rodar en grupo me hace ir más alto de pulsaciones de lo normal, la gente se me cuela por todos los lados y como siempre me falta descensos para decirme donde hay que ponerse para que no te pegue el aire. Tras veinte kilómetros de rodar más o menos tranquilo, comienzan las primeras rampas, el grupo comienza a romperse y yo como viene siendo habitual me quedo en los que no pueden seguir al primer grupo, no obstante y sabiendo que sólo son cien kilómetros aprieto más de lo debido y al final estos esfuerzos con el de los primeros kilómetros se pagaran.
 
En el segundo grupo se impone ritmo de caza, el coche de cabeza no lo perdemos de vista, y parece que en la última rampa antes del descenso a Calaltayud, ralentiza la marcha. Pienso que quiere neutralizar un poco la prueba antes del avituallamiento, pero es un espejismo, el grupo de cabeza se veía apenas a 300 metros antes de la cima, pero cuando llegamos a la misma se ha desvanecido como un fantasma, no se ve a nadie. La bajada es bastante rápida, y el 52x12 se me queda corto para seguir a algunos ciclistas que sin duda iban con más desarrollo. Los adoquines de Calatayud hacen que el ritmo se frene en seco, inaguantable el famoso pavés. Esta pequeña experiencia hace que se me quiten todas las ganas de realizar una clásica por el norte de Europa.

 

Finalmente llegamos al avituallamiento, aquarios, agua y alguna barrita. Mucho tiempo parado y con el frío que hacía no le vino bien a mi pata de palo y la rodilla me empezó a doler un poco. No obstante y afortunadamente el tiempo aguantaba sin lluvia y me dio tiempo a que mi personal asistant realizará una foto junto con Escartin. Todo simpatía y paciencia, realizándose fotos y hablando con
todo el mundo.

 

Para evitar lo de la salida aparque mi flaca junto a la moto de la Guardia Civil que abría la marcha. Cuarenta kilómetros realizados y otros sesenta por hacer. Sin conocer el trazado ya intuía que no iban a ser tan sencillos. La salida mucho mejor, rodando en el grupo de cabeza desde el principio, aunque como en ocasiones anteriores se me colaban por todos los lados, tras unos doce kilómetros “tranquilos”, comienzan las primeras rampas, el grupo se comienza a disgregar cuando me quiero dar cuenta estoy rodando con la misma gente que en la primera parte de la marcha.
 

 
 
El grupo de cabeza se aleja sin remisión, a mi me cuesta mantenerme en “mi grupo”, paso un dorsal 10 de “planifica tus pedaladas”, poco después veo descolgarse a Escartin y enlazo con un grupo donde se encuentra Chema, tras unos momentos de duda entre seguir con “mi” grupo o rodar con las “figuras”, opto por lo segundo y sin duda acerté de pleno. Recuperé un poco el aliento rodando con el grupito de Chema en el que se encontraban un par del Club Daroca que nos iban cantando lo que quedaba por venir, rampas, longitudes, toboganes,…
 
Al poco tiempo nos volvió a coger Escartin realizando labores de Gregario para el dorsal 10, intuyo que alguna “autoridad local” o personal de Unipublic, organizador de la vuelta a España y de la Marcha. Entre los tres comentaban si habían descolgado a otro “elemento” y que tenían que meterle por lo menos 10 minutos. Me alegra ver que a todos los niveles existen estos piques sanos por descolgar al compañero de ruta. En las subidas el dorsal 10 y yo nos quedábamos del grupo que por delante se estiraba y por detrás iba perdiendo unidades lentamente, el objetivo era no perder la rueda del 10, ya que tenía dos gregarios de lujo Escartin y Chema que le marcaban un ritmo muy duro para mí pero aguantable y sobre todo constante, después en el llano eran capaces los tres de mantener un ritmo alto y volver a enlazar con el grupito. (A pesar de lo que creía me he dado cuenta que lo que más tengo que entrenar es llanear a ritmo alto, es lo que más me ha costado en la marcha de ayer).
 
 




 
Al final, ocurrió lo inevitable y se puso a llover, al principio ligeramente y llegando a Ateca torrencialmente. Apenas podía ver a través de las gafas, la lluvia junto con la baja temperatura hizo que me quedará helado. Quedaban quince kilómetros que se presentaban muy duros, los pies y el culo parecía que los tenía metidos en un charco con la paliza que llevábamos cualquier repecho se antojaba muy duro, el grupo se empezó a estirar, me olvidé del dorsal 10 y tiré para adelante como pude, ya sólo pensaba en llegar y no era el único, el ritmo quizá no lo aumentamos, pero lo mantuvimos constante y dada las condiciones y la paliza hizo que fuésemos pasando a numerosas unidades que se habían descolgado.
 
En la última curva antes de la meta, el susto más grande de todo el día, con el suelo mojado el ciclista de delante se abrió demasiado y casi me mete contra las vallas tipo sprint de meta que habían puesto. Por suerte no pasó nada. Con la que estaba cayendo nada más terminar fui en busca del coche a cambiarme de ropa, me hubiera gustado quedarme a saludar a la gente del grupo, pero las condiciones climáticas no invitaban a realizar demasiada vida social.
 
A pesar de todo una experiencia para repetir. Agradecer a mi personal asistant el tener una toalla al llegar al coche y poder cambiarme con ropa seca, Así como parte del reportaje gráfico que acompaña la entrada.