Que bien, una marcha a la 13:30
no hace falta pegarse el madrugón de turno para llegar a la prueba. Nos
levantamos más tarde que de costumbre y desayunamos fuerte, no mucho que hay
que volver a comer en un par de horas.
Para un evento como este es
necesario ayuda en la logística, transporte, fotos, video y he fichado una
“Personal Assistant“. Al final, como siempre se nos echa el tiempo encima y
salimos pitando para el punto de partida. Al llegar a este, vemos como está
aparcando un Golf. Blanco, nos alegramos pensando que “descensos” finalmente
nos va a acompañar, pero al llegar al punto de encuentro vemos que el golf,
tiene bola, y Cardenal nos confirma que descensos no puede acompañarnos. (Recuerdos
a Vane, y que se mejore.)
Cargamos las bicis, la ropa, la
comanda y rumbo a Sariñena. En Santa Isabel, Cardenal comenta, ¡anda los
donuts!, digo ¡anda el casco!, así que vuelta a por él. Menos mal que íbamos
sobrados de tiempo. El resto del viaje sin contratiempos, mucho tráfico, con
bicis en todos los coches y tiempo entre nubes y claros, buena temperatura y
sin amenaza de lluvia. Al llegar a Sariñena, la primera dificultad, encontrar
sitio para aparcar, que de coches y Caravanas y primera crítica a la
organización, mal señalizado los posibles aparcamientos. Finalmente con el
coche aparcado decidimos comer primero y después ir a por los dorsales.
Disfrutamos de nuestro plato de pasta y plátanos, recogimos todo y a por los
dorsales. Mucha gente por todos los lados y al llegar a por los dorsales
sorpresa, unas filas enormes, especialmente en la correspondiente a los
dorsales del 2700 a 3000, la mía. Tras estar varios minutos sin moverme,
empiezo a ponerme nervioso, no tengo nada claro
que me de tiempo a recoger el dorsal y a preparar ropa y bicicleta,
finalmente dejo a mi “Personal Assistant”, en la fila (gracias) y le comunico a
Cardenal que me voy a cambiar y que luego le sustituyo en su fila para que nos
de tiempo a los dos. Cuando vuelvo cambiado el sale de la carpa con el dorsal,
así que volvemos a preparar la vestimenta y las monturas. Vemos pasar
continuamente bicis dirección salida y mi dorsal todavía no ha aparecido. Al final, da igual la hora de la marcha,
siempre con el tiempo justo, cuando nos ponemos en marcha dirección a la
salida, nos damos cuenta que estamos en la cola del grupo.
Tras unos 20 minutos de espera se
da la salida, aunque nosotros tardamos en llegar a la misma unos 12 minutos,
aunque lo peor estaba por venir, atravesar prácticamente todo el pueblo
andando, otro fallo de la organización, poner en la salida un embudo de calle,
por la que era imposible que pasarán 6000 participantes. Finalmente salimos del
núcleo urbano y empezamos a poner ritmo, sin prisa pero sin pausa, el avance se
hacía lento pues el trazado estaba demasiado masificado, sin apenas poder mirar
atrás, a la menor te dabas con alguien por lo apretado del pelotón, intuía que
Cardenal me seguía de cerca. Según su consejo intentaba avanzar por la derecha
donde la nube de polvo era menor, aunque en este apartado pensaba que el polvo
iba a ser más abundante. A duras penas se avanzaba entre tanta gente y en los
puntos difíciles había unos atascos que ni Madrid un viernes en hora punta y
lloviendo. Lo que te obligaba a bajar de la bici y a guardar cola como para
sacar las entradas del cine. Otro fallo de la organización, en estos puntos
había muchos espectadores para ver como se pasaba por los charcos de medio
metro pero no había nadie de la organización, estos pasos los tenían que haber
mejorado antes.
Al final, tras la primera
mini-subida, realizada con plato chico y piñón grande para tener la velocidad
adecuada al caminar de la gente, parece increíble lo poco solidarios que somos,
la gente se bajaba de la bici y no se quitaba de la trazada, con lo cual al final
parecía más una procesión, cada uno arrastrando su “paso”, que una marcha en
btt, llegamos al primer avituallamiento km 26, veo a mi “Personal Assistant “ y
le pregunto por Descensos ya que tengo una llamada suya y me he alarmado.
Cardenal llega prácticamente a la vez, desistimos de tomar nada en el
avituallamiento pues hay más gente que en las casetas gratuitas de la feria de
abril.
Nos ponemos en marcha y a los pocos metros parada técnica a subir el
sillín, nos ponemos de nuevo en marcha, se hace difícil ver si Juan me sigue,
pues el tráfico es muy denso y cualquier distracción te puede llevar a un toque
con alguien y al suelo. En teoría hasta el km 60 la pendiente es favorable y
este tenía que ser un terreno rodador para ganar velocidad media pero es
imposible, los grupos de amigos, van todos juntos ocupando todo el ancho del
camino, lo que imposibilita avanzar y coger ritmo. Durante un tiempo me pasa
Cardenal, avanza rápido entre ciclistas y se me hace difícil seguirle, por un
momento creo que me voy a quedar cortado, al final le consigo dar caza y me
vuelvo a poner por delante. Finalmente sobre el km 45, parece que la pista se
abre, me pasa un chaval del CC Barbastro, y me pongo a rueda de él, creo que
estos 5 km fue los únicos que disfruté realmente, con el plato metido y por
encima de los 35 de media, pasamos a un motón de gente, y gente que le iba
dando caña.
Pero llegamos al punto de control
de km 50 y otra vez todos parados haciendo fila para pasar por el punto que te
daba el tiempo intermedio. Decepcionante velocidad media de 20 km por hora.
Justo aquí estaba el segundo
avituallamiento, conseguí dejar la bici tirada por ahí y me dispuse a reponer
mi reserva líquida, sorpresa, no hay isotónicas, a la vuelta me encuentro a
Cardenal, tras llenar los botes y comer un plátano nos ponemos en marcha. Me
pregunta Juan que si empieza la subida, y yo le contesto que no, que tenemos
que bajar todavía hasta Peñalba, pero este paso ha sido suspendido, pues se encuentra
en fiestas la localidad. De esto me entero a posteriori, veo que no hago más
que subir cuando realmente yo esperaba bajar y entrar en el núcleo de Peñalba.
Esto me trae despistado hasta el final de la prueba, pues ha alterado el
kilometraje y el perfil de la prueba no coincide con el que llevo en el cuadro
de la bici. Entiendo que ya estoy en plena subida hasta el km 78, miro atrás a
ver si veo a Cardenal, pero ya no le veo y decido seguir adelante.
A estas alturas de la prueba, el
mogollón sigue siendo una constante, por lo que también es difícil coger ritmo
en la subida. Paso de largo el avituallamiento del 77, pensando que se
descongestionaría algo el camino y podría ganar tiempo, todo lo contrario,
todavía quedaba un tramo de subida por un camino estrecho. Si no fue el tramo
más lento que hice a mí me lo pareció. No había manera de pasar por ningún lado
y la gente iba muy despacio, y no se apartaba ni queriendo. Una vez arriba,
tocaba el descenso, aquí fue cuando entendí lo que había leído del comer polvo
en los monegros. A estas alturas de la prueba, todavía rodabas en una hilera de
bicis continua, el cielo desapareció de repente y la visibilidad no iba más
allá de 30-40 metros, parecía una tormenta de arena en el desierto, a duras
penas eras capaz de distinguir el trazado del camino.
En pleno descenso, y a unos 30
metros del camino, veo un tío arrastrando la bici por una finca, después de 83
km los reflejos no son los mejores, y de repente un “flashazo”, el casco se me
queda metido en la retina y sin saber muy bien como el cerebro lo relaciona con
Capa, otra mirada furtiva para confirmarlo y así es. Tiro de frenos, oigo
alguna maldición y doy la vuelta, no creo que más de 80 metros, pero me siento
como un kamikace en la A-6, pedaleando sentido contrario a ciclistas que bajan
a 40-50 km/h. Kapa me confirma que sólo son problemas técnicos, a pinchado un
motón de veces y se ha quedado sin cámaras y sin “moral”. Intentamos arreglarla
con unas de las mías, pero demasiado tarde nos damos cuenta de que el agujero
de la válvula es demasiado estrecho para mis cámaras. Lo dejo caminando en
busca de mi “Personal Assistant“, para
que lo recoja. Ahora voy descendiendo y buscando a mi “Personal Assistant “,
para preparar el coche, la veo en un montículo de tierra, en el peor sitio
posible, una curva de Herradura la salida hacia el coche por el exterior y me
ha pillado por el interior. Hago un recto como puedo y toda la gente gritando
“donde vas loco que por ahí no es”, algún improperio más de algún participante
que le sorprende mi trazada y a pedalear hasta el coche, coloco el
portabicicletas y se lo dejo preparado para cuando llegué Kapa.
Me reincorporo a la carrera y una
vez terminado el descenso, el terreno entra en un sube y baja continuo, se nota
que los kilómetros hacen mella y se ve gente parada estirando y gritando de
dolor por los tirones y calambres que tienen. Llego al avituallamiento del 101
a reponer líquidos. Espero un poco a ver si viene Cardenal, aunque posiblemente
el también haya parado al ver a Kapa. Se comenta que en breve va a comenzar una
tormenta y yo no me lo quiero creer. Me vuelvo a poner en marcha y a estas
altura aún se rueda en grupo y comiendo más polvo que antes.
Menos de 19 km para meta, que
cerca y que lejos. Estoy fuerte, meto plano y tiro todo lo que puedo, sigo
adelantando a ciclistas, alguno con verdaderos sufrimientos, yo se que voy
bien, el corazón sigue subiendo cuando se lo pido y las piernas mientras vaya
sentado en la bicicleta no se quejan demasiado, he comido algo en el
avituallamiento y llevo bebiendo bien toda la prueba, no tengo miedo al hombre
del mazo. Empiezan a caer unas gotas que al principio alegran y refrescan, te
quitan un poco el polvo de la cara y de las piernas. Pronto las gotas se
convierten en tormenta, cae agua de verdad y el camino se empieza a complicar
demasiado, al salir de una curva, veo una recta enorme con un montón de gente
tirada por el suelo. La bici empieza a moverse a todos los lados, veo numerosas
caídas una justo del biker que va delante de mi, no le paso por encima de puro
milagro. A llegado el momento de aflojar, plato mediano y a salir de allí con
mucha prudencia y mucho tacto, patinazos continuos y la lluvia sin parar,
intento mirar los kilómetros que faltan pero es imposible, tengo barro por todos
los sitios y no hay manera de soltarse del manillar.
Finalmente llego a un tramo de
asfalto, lo identifico con el tramo final paralelo al río, miro el desviador y
lo veo limpio, meto plato y hasta el final, que tengo ganas de acabar.
En la llegada veo a mi “Personal
Assistant“ junto con Kapa y en la meta a Paloma y Cris. Llego lleno de barro y
muerto de frío. Busco las duchas, hay colas increíbles para todo, lavar las
bicis, ducha, comida, cojo un par de botellines de agua y unos trozos de pastel
de manzana, lo mejor del todo el día. Me vuelvo hacía la meta y en vista de que
no ha llegado Cardenal, me voy a cambiar una vez parado y empapado siento mucho
frío. Me limpio como puedo con una botella de agua y un pañuelo y me pongo el chándal. Estoy cabreado, el agua y el barro no me ha sentado bien. Nos llaman
por teléfono y nos dicen que ya ha entrado Cardenal, me alegro por él, salvo
una pequeña caída en el barro tampoco a tenido ninguna incidencia y después de
todo el día pedaleando casi hemos entrado juntos.
Al final 6 horas 21 minutos, 6:08
descontando el tiempo del paso por la salida, 5:37 minutos pedaleando y una
media de 20.6, increíble, mejor tiempo en la vuelta con el tramo de subida y el
barro que en la bajada.
He estado mirando comentarios y
yo me libre por los pelos del lodazal que se formo, fui capaz de pasarlo
rodando, despacio pero sobre la bicicleta, por lo que comenta la gente y viendo
los tiempos que hizo, debí ser de los últimos, y detrás de mi la gente debió
tardar en hacer 4-5 km más de media hora, entre ellos Cardenal.
Al final fuimos a cenar algo,
pasta y carne, esto último por gentileza de Capa que debió armar una buena a
los de la parrilla, con el “queme” que le duraba todavía con la organización,
no le hizo falta ni la barbacoa para poner la carne en su punto. Y no le falta
razón, no tiene sentido que cene todo el pueblo a costa de los ciclistas y que
los últimos en llegar no tengan la comida por la que se ha pagado.
Cuando nos íbamos todavía seguía
llegando gente, estos si que tienen mérito, ahora entiendo lo de llevar luces. Algunos
parecía que llevaban velas y otros parecían auténticos coches de rally. Y la
organización salía a buscar gente que no había llegado.
He estado mirando las
clasificaciones la que tenían el domingo por la noche:
Finalizados de la larga 3956,
como no hubo listado de inscritos no se cuantos había realmente participando en
la larga.
Posición de llegada de charrojad
2472 y de Cardenal 2925.
Teniendo en cuenta el tiempo
compensado perdido en la salida 12 minutos 25 segundos, la posición real:
charrojad 2322 y Cardenal 2871.
Posición de salida aproximada
charrojad 3629 y Cardenal 3637.
Puestos ganados charojad 1307 y
Cardenal 766
Nos acordamos mucho de Descensos,
estoy seguro de que se lo habría pasado bien. Y hubiera terminado mejor con su
habilidad en los pelotones y bajadas.
No se si volveré el próximo año, la
carrera no ha satisfecho las expectativas que me había creado, pense que era
una carrera con poco desnivel para rodar rápido y no ha sido así. Creo que la
organización no ha estado a la altura de los seis mil y pico participantes,…
Hasta el siguiente reto...
PD 1 agradecer a mi “Personal
Assistant“ su ayuda y compresión, sin la cual, todo esto sería mucho más difícil sino imposible. Espero
que pronto se anime a acompañarme pedaleando.
PD 2, para el próximo sábado
propongo recuperar el espirtu globero, cuando hacer más de 40 km era un gran
reto. Ida a Pinseque, almuerzo a la antigua usanza, a elegir entre chistorra y
longaniza acompañado de sus correspondientes huevos fritos y vuelta por el
canal acordándose del almuerzo.
PD: 3 Espero no haberme extendido demasiado en la crónica, pero son
muchas horas de experiencias.